¡Buenos días! ¿Cómo habéis pasado el fin de semana? Yo a las mil maravillas desconectando de la semana, tumbada leyendo al sol, comiendo rico rico, escribiendo, de cenita con amigos, unas cervecitas cuando caía el día y el domingo por la tarde… ¡vuelta al curro!
¿No os pasa a vosotros que no os cuadran las vacaciones de la gente? ¿O soy yo la única? Siempre me parece que los demás tienen más, el otro día lo comentaba con una amiga… Oye ¿La gente porque en Instagram está todo el día en la playa? ¡Hija qué suerte! jaja Yo no me quejo de vacaciones pero vaya… que aquí algo no cuadra, que luego llega Navidad y están un mes en los Alpes… Arriba las agendas, revisión de días libres.
Yo sigo tirando de archivo con fotos de las vacaciones, tengo tantas acumuladas y de tantos rincones bonitos… Yo a todo le veo la belleza. El otro día estábamos con unas amigas tomando algo en un garito de Madrid, porque no era un bar era un garito… miré para arriba y el edificio era espectacular. ¡Cuando no fotografía lo de abajo, fotografía lo de arriba! Me moría de risa pero es que yo a todo le veo algo bonito… El problema igual es que no sabemos mirar ¿no os lo parece? Sería una buena metáfora que cada uno saque sus conclusiones.
Hoy también os quería enseñar algo precioso… es este rincón del pueblo de Pals en la Costa Brava. Me fascina y el vestido-camisola que llevo también. Es de Oh my Collection, short blanco de El Corte Inglés (la verdad no recuerdo ni de qué sección, me los compré para este tipo de ropa que no es ni para llevar sin nada ni para algo más largo) sombrero de Zara Home, capazo comprado en Pals y cuñas de Castañer. Mil besos en el corazón, vuelvo el miércoles, última semana así ¡prometido!











