Cuántos zapatos tenemos guardados y desterrados por culpa de las heridas que nos provocan en la piel debido al roce y la fricción. ¡Muchos!
‘Son preciosos pero no me los puedo ni poner’ o ‘me los acabo de comprar y no los puedo llevar’ son frases que igual tienen sus días contados. Por lo menos te contamos una ayuda extra y válida si es que no has caído en la tentación de ‘son monísimos me llevo una talla menos porque no hay de mi número’.
Si todos los factores son favorables puedes hacer algo para prevenir que te aparezcan rozaduras o ampollas. Antes de salir de casa asegúrate que la piel está limpia y sin roces y aplica un poco de desodorante en las zonas que te hagan daño. Este producto evita que se deslice el zapato y actúa de barrera para la protección de la piel. Un remedio casero, que seguro tienes en casa y que te hará estrenar zapatos nuevos.
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