Juan Vidal ha presentado una colección exuberante y plástica donde se suman diversos movimientos estéticos de finales del sigloXIX y principio del XX.
El Art noveau o Jugendstil se da la mano con simbolismo o decadentismo y contribuyo a forjar una actitud esteticista, que sublima la figura de la mujer. Retratos literarios de gran delicadeza y carácter intimista que penetran en el interior femenino con una visión idealizada de la realidad, potenciando la belleza de las escenas más anodinas de la vida cotidiana.
El trasfondo escapista, que generó un enlace entre diversos movimientos vanguardistas, aparece enmarcado por un carácter contemporáneo abierto a incorporar las novedades de los tiempos modernos.
El refinamiento , la elegancia, la coquetería o la sofistificación, acompañados de una calculada ambigüedad moral, situan a la mujer como uno de los temas más recurrentes acompasados por la simbología exótica de Gustav Klimt, la orgía floral de Alfons Mucha o el fatalista y erótico monocromo negro de Aubrey Beardsley.
La silueta es una exaltación de la feminidad en amplios vestidos de cortes al bies, altamente embellecidos con plumas y delicadas cintas en construcciones complejas de chiffon de seda estampado, que coquetean con la pureza de la filosofía oriental, en contraste con el lenguaje orgánico de las primeras vanguardias del siglo.
Otro gran protagonista es la prenda exterior, también con toque de reminescencias orientales, destacando la riqueza de los materiales que los conforman, tales como damascos en hilode color oro y lanas de la más alta calidad, que han sido enriquecidas con delicadas flores, maxi plumas exóticas, etc…
Todos ellos conviven en un collage de materiales que evocan esa compleja trama que enlazan lo nuevo y lo viejo, lo vivio y lo soñado, los recuerdos y lo imaginado.
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