in ,

Historias del tren

Acabo de coger el taxi en medio de un hombre que se debatía por un ‘yo te cargo las maletas, yo te acompaño, un tranquila yo te calmo el camino’ y un taxista que estaba alucinando con la escena.

Los que sois asiduos a mis aventuras del AVE podréis intuir que hoy no me ha dado tiempo ni de llegar a Atocha para empezar a escribir, ha empezado la acción en la puerta de mi casa. Ni llegar al tren para que de comienzo el espectáculo. Creo que tengo al portero curado de espanto y creo que a veces es el único que escribiría una buena novela sobre mí.

Ha mirado a mi partener con cara de ‘suerte amigo, es una mujer con carácter’. El equipo portería no da tregua, a no ser que vivas en un skyline de Nueva York, que entonces los buenos días no van acompañados de nada excepto de grandes dosis de indiferencia.

Estos días en los que mi cabeza sólo da vueltas para cuadrar todo ahí está el género masculino para pasar por Madrid hacer parada en Sevilla, comer en Granada y dormir en Gijón. Podríamos decir que es ese gato que después de tener el ovillo perfecto viene a tirar del hilo. Todo un lío, sí. Portazo y a la estación.

¿Este hombre también viene? Si el taxi me cuesta lo mismo sí, últimamente estoy acostumbrada a que los amoríos me salgan caros. Y es que quién quiere algo, algo le cuesta.

Es el único taxista en mi vida que antes de bajar me ha dicho ¿Me puedes mirar un momento? (WAF) ¡Claro! Todo es relativo así que respira, nada tiene tanta importancia como realmente le damos a las cosas.

Lo que me faltaba. Un mensaje cifrado, encriptado y vuelta al ovillo. Esto es como cuando vas a El Corte Inglés para comprar todo lo necesario para tejer una bufanda que nunca harás y te dice la dependienta… ¿De qué quieres el hilo? _Ah… ¿que hay varias clases?

Sí, de lana, de lana virgen, teñido, de… _¡El que más abrigue! Es que entonces igual pica un poco _¡Pues el que no pique! Entonces nos tenemos que ir a …

Mire. El que sea. Es una labor que voy a hacer para desestresarme y empieza mal. Muy mal. La vida es a veces algo parecido. Una gran ovillo que vas tejiendo a tu manera y que sólo tú decides cómo quieres construirla y con los ingredientes que necesitas para crear algo bonito.

Llegué al vagón, un vagón enorme, lleno de gente camino a Barcelona, ellos también están tejiendo una historia pero esto si que ya es un ovillo grande y además de los que pican.

pinterest

Image: Pinterest- Photographybykeneeth.com

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *