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El mensaje

Este fin de semana escribí a una persona para mandarle un mensaje de apoyo. A las personas no sólo hay que apoyarlas cuando están mal sino también cuando están a punto de despegar hacia algo grande y te alegras.

A veces, la rivalidad, el orgullo y tantas otras cosas no dejan expresarse al ser humano como viene por naturaleza. No le ha pasado nada malo, al revés, le han pasado cosas muy bonitas y le seguirán pasando porque tiene una proyección increíble.

No quiero decir su nombre porque no siento que lo tenga que decir, es algo privado y más cuando hay otra parte implicada pero tengo que dejar claro que actué sin ningún tipo de espera en la respuesta. Pero contestó y fue emocionante, me hizo pensar en una cosa que hay que tener clara todos los días.

El viernes recibimos un tuit contestando a una noticia que publicamos que venía a resaltar que nos habíamos dejado un dato, dato que si te leías la noticia entera veías que en el quinto párrafo hablábamos de esa artista al detalle. El problema fue que no se leyó la noticia hasta el final y prefirió mostrar su ‘apresurado’ descontento.

Le contestamos amablemente un mensaje con una finalidad clara, si se hubiese leído la noticia entera, no tendría porqué haber desprestigiado el trabajo de los demás. Cuando hay un error me gusta reconocerlo porque me parece que son situaciones para mejorar y me gusta que me lo digan, significa que hay una persona que está pendiente de tu trabajo. Si la gente pasase, que es de la que te nutres, esto no tendría sentido. No soy orgullosa en ese tipo de situaciones, es más, las valoro muy positivamente pero cuando los hechos no son verdad, eso sí me remueve por dentro.

En principio es más una mera anécdota pero el que vomita verbalmente esas cosas, porque vomitar siempre me ha sonado como más virulento, crea en nosotros un malestar al que le solemos dar más importancia de la que tiene cuando no tendría porqué.

Ahora que os he puesto en situación, mi reflexión de hoy viene a continuación. Cuando tú tienes las cosas claras, es muy difícil que la gente haga daño. Muy difícil. Porque normalmente están arrastrando y volcando una carencia que no tiene nada que ver contigo. Por eso tu personalidad debe de ser fuerte para que los prejuicios de los demás no te arrastren, cada uno fiel a lo suyo. Y segundo y lo más importante, lo que debemos recordar siempre son los momentos bonitos que nos aporta la gente.

Yo no esperaba respuesta y la respuesta fue maravillosa pero creo que no se le presta la atención que merece lo suficiente a largo plazo. Me explicaré mejor. Parece que te pasan cosas buenas y son más efímeras que el que ha intentado hacer daño. Siempre tendemos a olvidar antes ese momento feliz que nos aportan tanto como personas que el que intenta destruir.

Sería estupendo que todos intentásemos revalorizar más ese momento de verdad para luego tener la suficiente trayectoria como para poder volcar lo bonito en los demás. El otro día y lo hablo muchas veces con mis amigas comentábamos lo ‘rara’ que es la gente últimamente, partiendo de la base que también nos verán raras a nosotras.

Con rara me refiero a actuar de una forma que no esperas supongo que la gente es diferente y no me gusta catalogar de rara a una persona pero últimamente los comportamientos son para resaltar y no de forma positiva.

Yo no soy Teresa de Calcuta ni lo pretendo pero me gusta que la gente esté en su sitio cuando tiene que estar, que sea agradecida, que valore las cosas y si alguien te dice algo bonito que te haga por lo menos mejor persona y no lo des por hecho porque la vida… a veces, es difícil. Feliz lunes.

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