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Historias camino al AVE

Mis aventuras del AVE han vuelto a comenzar antes de llegar a la estación. Y aunque me acabo de sentar en el vagón y la cosa puede dar mucho de sí, lo dejo para una segunda parte.

Entre otras cosas porque estoy en una mesa de cuatro y la de al lado está hablando por teléfono sin parar y mirando de reojo a la pantalla de mi IPad, sin parar también. Y me voy a tener que levantar para escribir en la cafetería y ahora mismo estoy más muerta que viva.

Me levantaré pronto porque el de enfrente está con Frenadol y su tos no la frena ni la mano.

Me he visto durmiendo de nuevo en casa, una hora y 20 minutos me ha costado llegar a Atocha cuando en un día normal me cuesta 15 minutos si el taxista es pariente de Fernando Alonso o se está acordando de la abuela de Carmena cada vez que coge su buga.

El que me ha llevado hoy a la estación he creído por momentos que lo tendría que empujar por alguna cuesta y en una calle, cualquiera de todas en las que nos hemos quedado atascados, decirle… ahora bajo que voy a por un recambio de pino que el que tienes es aroma vintage.

He llegado a la estación como si hubiese estado en una granja escuela para niños de tres años, los que más se rebozan. Cuando por fin he pasado el striptease de la cinta me he encontrado con una amiga de la familia que se ha debido de pensar que me ducho en días alternos y hoy no tocaba.

Con lo cara que me sale Coco Chanel Mademoiselle que me tiene que durar hasta Navidad, como el pijama básicamente.

Pero volviendo a la granja escuela nada más montarme el taxista ya me ha advertido, encantador por cierto que era y ahora sin ironía, ‘¿A qué hora sale tu tren? no vas a llegar’. Hombre… qué cosas me tiene que decir usted también, qué alegría me da oiga, así para terminar el día.

‘Está todo atascado, os estáis manifestando’. Pero hombre alguna vía estará más despejada. ‘No… ¿no veis que sois tremendas? ¡Habéis salido todas a la calle!’ 

¿Cómo qué tremendas? Especifique tremendas. ‘No te alteres tremendas en el buen sentido. Yo estoy separado y me llevo fenomenal con mi mujer’. Ah, bueno… ¿seguro no? Mire que si no me bajo. Lo tenía acojonao’.

Pues igual es verdad que no llegamos porque otra cosa no pero nosotras somos mucho…Váyase de este carril, giré a la derecha y métase por Puerta de Toledo. ‘Venga hoy mandáis vosotras’ ¿Hoy? ‘No, no… hoy y siempre’. Ah, bueno eso está mejor.

Al final le tuve que guiar porque si fuese por él aún estábamos en el atasco, en el de tráfico.

Y llegué, ya lo creo que llegué. Todo el tren como Heidi cuando llegaba a casa del abuelo después de correr monte a través, con unos colores que no los saca ni el mejor colorete de MAC.

Este tren no va ni a gimnasia de mantenimiento. Azafato… chupito de agua para todos por favor.

Es que las mujeres… SOMOS MUCHO.

Images: Pinterest

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