No sé si narrar mi experiencia en el mercadillo comprando fruta o guardarme mi azaña marujil para cuando esté mustia de inspiración. Permitidme que digiera el momento en el que una señora le dice al tendero que tiene la fruta pocha y se monta el Belén en pleno mayo.
Aunque igual en lugar de permitidme, con D, tengo que decir permitirme… una vez recibí un correo que si me creía Franco con esa manera poco coloquial a la que me dirigía. Tomando algo con unas amigas llegamos a la conclusión que llegamos siempre, hay gente para todo y gente con tiempo a la que admiro.
Pero hay que saberlo gastar que también es importante. En fin que si a alguien le sobra tiempo y quiere hacer un apunte decirle que tardo en contestar correos una media de dos semanas dependiendo del orden de llegada a mi corazón. Más cercano que eso creo que no hay nada.
Como alguien no intuya mi ironía va a pensar que en lugar de un problema de cercanía me falta la de mayo. Sigo… porque contar una mañana en el mercadillo lo dejo para más adelante. Lo que sí saqué ayer una conclusión que no es nueva pero la pienso a menudo. Comer sano es carísimo y comer basura qué barato es.
Nos ponen a tiro hecho la comida basura por cuatro duros y todo lo que es más saludable que se supone que es ecológico y bla bla bla a unos precios que tienes que hipotecar tu alma. Siento la comparación decir que soy del norte pero a veces me dicen que si soy de abajo. Al parecer los andaluces exageran mucho las cosas. La fuente de los hechos, la sabiduría popular. Aunque como sea como lo de Franco entonces no sé si aceptamos dicho como afirmación.
Realmente cuesta comer sano, por lo menos a mí que veo algo que lleva todas las calorías del mundo y más y me entra un ansia que ni Camacho retransmitiendo el gol de Iniesta. Y es más fácil obtenerlo pero si quieres comprar un producto que no tendría porque ser ecológico sino que no sé en qué momento hemos perdido la cadena de ‘no me tomes el pelo porque esto debería de ser así’, es mucho más caro.
Un taxista me dijo un día, niña… ¿cuántos habitantes somos en Madrid? ¿Tendremos que tener tomates todos no? Pues habrá que multiplicarlos. Me vino la imagen a la cabeza de un montón de productos artificiales para que de la mata salieran 25 tomates con más sabor a plástico que una pizza congelada.
Como una especie de bolsa de palomitas en plenas vueltas dentro del microondas. Se me pasó de todo por la cabeza que derivó en… si quiero el tomate que va más lento tendré que pagar un poco más. ¿Más exclusivo? ¿En qué momento hemos llegado a que un tomate sea exclusivo?
Ahora entiendo que el de McDonals sea otro Amancio Ortega de la vida. Hamburguesas para todos mientras esperamos a que crezca el tomate… Yo este mercado de la vida sana no lo entiendo…
FOTO: LIVING BACKSTAGE
