Álvaro Castejón y Arnaud Maillard mantienen presente ese tándem Madrid-París en sus diseños incluso apuestan por hacer un guiño al país vecino. La mujer de Alvarno se sumerge sin estridencias en un jardín de ensueño, vestida de materiales nobles y técnicos donde se adivinan flores escondidas y geometrías. Un juego de efectos ópticos en sedas fluidas, gasas y satén en doble cara bicolor.
Tejidos frescos, como la popelina y el jersey de algodón; exóticos, como el shantung y regios, como el Jacquard, elevan la sofisticación para la noche. En este escenario onírico, la ligereza, esencial en todas sus formas, se presenta en la bambula de seda plisada y en la transparencia de los tules, adornados de flores metálicas y encajes.
Drapeados sutiles en vestidos y estructurados en faldas juegan con la precisión en los cortes y la asimetría de las siluetas, sello indiscutible de la casa.
El blanco y el negro se entremezclan con austeridad en una gama de colores intensos y vigorosos, que se mueven en las diferentes tonalidades de azul, verde mar, naranja y champagne. ¿Un detalle que nos ha llamado la atención? El guiño a Karl Lagerfeld con su característico cuello de camisa bicolor.
Diosas de un Olimpo urbano, así ve Alvarno a la mujer en una pasarela que destilaba romanticismo, un jardín recreado para una noche de verano.
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