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Clima emocional

He preguntado ante la semana de caos total a parte de mi equipo sobre qué os podría hablar hoy y no hubo ni un atisbo de duda. De sobre cómo el tiempo nos cambia el carácter. Yo como llueva un día más cojo la M-40 y me meto en cualquier vuelo a La Habana.

Sigo insistiendo en lo que os dije hace unos días, el que me hable sobre la sequedad y los pantanos va a mi lista de persona non grata. Se han llenado, dejar de filosofar a estas alturas de la primavera. Entre que por estas épocas entra un cansancio considerable, que viene a ser algo parecido a cuando se te cae el pelo en otoño y que no deja de llover, estamos en un bucle emocional y no precisamente bueno.

Hasta aquí, una que escribe, se le están acabando los argumentos para alegrar al que se queja del tiempo. Frases como ¡si sólo es agua! ya me están haciendo quedar fatal. Pero ¿y en el carácter? ¿Cómo influye? Vuelvo a repetir, no soy psicóloga pero seguro que de una manera no muy favorable.

Yo por ejemplo tengo asumido que no podría vivir en el norte. Me agobia no ver el sol y realmente ya estoy con la necesidad de que venga el buen tiempo porque unos días se aguanta pero llevar así un par de meses ya no tiene nombre.

Algo muy gordo hemos hecho aquí abajo para cabrear tanto al de arriba. Aunque tal y como están las cosas no me extrañaría que fuese un castigo divino. No vi nunca tan verde de Despeñaperros para abajo. Vamos a quitarle el título mundial de campos de arroz a los chinos y nos vamos a poner a hacer sushi como locos. Con el jamón y el sushi ya tendríamos conquistado al mercado asiático.

Mi equipo dice que este tiempo pone triste pero a mí lo que más triste me parece es conducir como si me acabara de sacar el carnet. Voy pegada al volante a ver si en una de estas el parabrisas me deja ver los letreros de la M-30. Esta mañana mismamente me he equivocado de salida en un trayecto que hago de vez en cuando todo porque la lluvia me alela de mala manera.

He llegado a la presentación de Sara Carbonero para Calzedonia por los pelos. Y con qué pelos… esa es otra, que llego a los sitios como mi amiga Vero cuando sale de casa en un día normal, con el pelo chorreando. Ella lo hace en pleno invierno, yo creo que al nacer le dieron un vale de inmunidad sino no me lo explico. Yo salgo como ella de casa y acabo cada semana en la UVI por neumonía.

¿Padecemos entonces todos de una manera diferente? Porque yo eso no lo podría aguantar… Creo que me estoy haciendo un poco de bola, es viernes, de una semana altamente estresante y mis amigas quieren ir este sábado a un tablao flamenco y va a ser la primera vez en la vida que yo diga a un plan de esos que no. Me quiero quedar en el sofá, mirando al techo.

Ay Dios, ¿será grave? a ver si va a ser el tiempo y yo estoy aquí tan feliz con un pre sintoma de aguacero…

Images: Pinterest

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