Cuando me pongo a escribir esta columna alguna vez me han dado ganas de dejarla en blanco. No por falta de temas sino por lo que representa el silencio en muchos momentos de la vida.
La dejaría en blanco por la falta de educación de la gente, de las injusticias y de un montón de cosas más. A veces el silencio también es un acto de protesta que puede sonar muy paradójico e incluso incomprensible porque la gente suele salir a la calle y gritar las injusticias pero a mi me parece que el silencio es a veces mucho más complice. Habría que determinar la situación, claro está, que nadie se me revuelva.
También creo que hay personas con puestos de responsabilidad que están donde están porque se lo merecen y gente que está donde tiene que estar porque la mala educación no es como el aceite, que flota y sobrevive.
Pero no quiero empezar el martes en modo guerra porque no es mi estilo, simplemente quiero resaltar mi silencio más valorado con un ritmo frenético y del que siempre merecerá la pena y al que puedes volver siempre que quieras.
Cuando hablo de silencios siempre se me viene a la cabeza una escena. Cuando salió el documental de ‘Paco de Lucía, La Búsqueda’ que hizo su hijo Curro, me llamó muchísimo la atención una frase. No voy a dar el porcentaje exacto porque no me acuerdo pero el decía que había pasado la mayor parte de su vida solo, necesitaba aislarse y componer, crear, en definitiva y esto son palabras mías… un poco lo que son los artistas. Pero los artistas de verdad, no los que se pasean de fiesta en fiesta todas las noches por la socialicé de Madrid.
Me refiero a gente con un talento descomunal y todo lo que acabe en gente grande de verdad. Esa gente que tiene un talento tan inmenso que a nadie se pueden equiparar. Pensaba en cómo esa soledad le llevaba al silencio y del silencio a la creación más absoluta.
Estos días que he compartido mesa con varios compañeros y y un Cibelespacio abarrotado de gente me volvía loca, no podía concentrarme, no tenía capacidad suficiente ni tiempo para pasar por la farmacia a comprar unos tapones que me evadieran de las confidencias de los videos de la Casa Real por el cumpleaños del Rey.
Cuando llegaba a mi casa no me hacía café como en el anuncio pero me llenaba la bañera, apagaba el móvil, el ordenador y todo lo que pudiese pitar creando un estado de alerta. Un poco de sushi, la tele desconectada y todo lo que fuese ruido en general. Una copa de vino y empezar a recordar momentos. Estoy tan pegada a la tecnología que hace mucho que no pensaba en lo que vivo día a día.
En realidad el silencio es una vía de escape que tiene más de bueno que de malo, al menos así lo veo yo. En el silencio se piensa, se recapacita, se crea y también se escucha. El último punto me parece extremadamente importante y está relacionado con el ruido. Si no te paras a pensar y sólo vives en el bullicio tu criterio a veces acaba desapareciendo.
Escuchar lo que una piensa y mantenerte firme en las decisiones también te hará tomar decisiones acertadas y sobre todo te hará libre e independiente. Habría que valorar más el silencio, quizá en él esté la respuesta a muchas cosas y nos estamos perdiendo en el ruido.
Images: Living Backstage
