in ,

¡Gucci!… que has perdido la cabeza

Vivo en shock desde que he visto el desfile de Gucci. Y creo que el Vogue también porque lo ha titulado, ‘si te deja indiferente no es Gucci’. Ten points para Vogue. Bonita manera de titular cuando no das crédito.

Después de ver una cabeza seccionada llevándola la misma modelo en su mano con su misma cara, no sé si me puedo fijar en lo principal, las prendas. También réplicas de animales que sólo verlo me lleva a dejar un espacio considerable entre mis dientes superiores e inferiores. O un ojo en mitad de la frente que da una angustia importante.

He querido leer la explicación de todo esto y no sé si por el miedo o por buscarle sentido, el caso es que lo he comprendido. Voy a poner sólo un ejemplo para mantener vuestra atención porque a mí me hablan de cabezas seccionadas y ya me hubiera ido a poner una lavadora corriendo.

La firma presenta las cabezas como ‘una representación del momento de crecimiento y autoconocimiento de una persona, así como de ser consciente de la evolución de uno mismo’. Una propuesta que nos invita a autoexplorarnos y a buscar quiénes queremos ser realmente a través de unos modelos artificialmente ‘mejorados’ entendidos como cyborgs, palabra que da nombre a la colección y de la que últimamente oigo hablar mucho.

Me parece una locura también tengo que decir pero creo que ese término o mejor dicho, en ese término tan desconocido está buena parte del futuro. Por si alguien no se está enterando le dejo la definición por aquí:  cyborg: de cyber [‘cibernético’] y organism [‘organismo’], ‘organismo cibernético’ es una criatura compuesta de elementos orgánicos y dispositivos cibernéticos generalmente con la intención de mejorar las capacidades de la parte orgánica mediante el uso de tecnología.

Sí, lo que de cañas con amigos lo catalogaríamos como ‘una movida’. No sé si me veo capacitada para hablar de esto y por consiguiente del desfile pero cada día tengo más claro que la moda hace con nosotros lo que quiere y pondré un ejemplo que se queda en un experimento de ratillas después de ver a Gucci.

Odiábamos los calcetines con sandalias, es más, el primer punto por el que las mujeres desplantábamos a un hombre es por llevar calcetines blancos, lo poníamos como el ejemplo de drama mayor, el que te hacía decirle ‘no eres tú, soy yo’, pues eso… un drama con el que ahora no gastamos kleenex, nos encantan los calcetines con sandalias y son el último grito tanto como para ellos como para nosotras.

Aquí va otro que duele… las riñoneras. Esa que tantas veces le viste a Rocío Jurado para llevar no sé el qué, ahora son lo más. Ladeadas, con una falda midi de tablas y en forma rectangular en piel son el último grito pero no de horror.

Se nos está yendo un poco la cabeza, nos persuaden los pensamientos y nos acabamos creyendo que las tendencias horribles de antaño son lo más en el presente ¡y lo consiguen! Por favor ¡quiero una riñonera! Eso son palabras mayores y ni sé si en mi vestidor le van a dejar un hueco o le van a mandar a chupar banquillo en el altillo.

Ojalá transformásemos más los pensamientos de no puedo en lo he hecho. Por esa regla de tres todo se puede conseguir incluso aplicado a la psicología, sí, hasta lo que no imaginas. Cada vez que me pase… pensaré en que quiero un riñonera.

Images: Gucci, cortesía de la firma

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *