in ,

Un juramento con fecha de caducidad

Acabo de hacer el cambio de la ropa de invierno por la de verano y estoy en esa fase en la que juro que nunca más entraré a Zara esta temporada.

Si todas comprais en Zara como yo, que apuesto a que es un sí, no me extraña que este hombre esté en la lista Forbes como uno de los más ricos del mundo. Además no sé qué clase de bipolaridad tengo que la ropa del año pasado me parece un pingo y toda la que me compro este año, en mis pensamientos es la que jamás tiraré y se quedará de fondo de armario.

La temporada que viene la de este me parecerá obsoleta, retrógrada y si me apuras la intentaré llevar porque me da dolor de corazón no aprovechar esa ropa que he utilizado solamente un verano.

Eso es así y es una realidad. ¿Cómo puedes cambiar de gustos tanto de una temporada a otra? ¿qué clase de poder tiene la moda? Yo sí lo sé porque me dedico a ello pero ya nos podíamos bajar del mundo textil por una temporada que ya veríais que ricos éramos todos. Entre el dueño de Hipercor y el de Zara ahí me dejo mis cuatro míseros duros.

Además hacer el cambio de estación textil equivale a un par de meses de gimnasio. Tengo los brazos que no puedo ni escribir. Jerseys para arriba, para abajo… soy como Popeye pero moviendo ropa. Creo que voy a releer la columna que escribí hace unos meses cuando empezó el año en la que hablaba de una chica que hizo una especie de promesa no sé a quién en la que no podía comprar ropa en un año.

Lo leí en el periódico, me sorprendió y os lo conté. Pues bien ahora me estoy acordando mucho de ella y en lo poco que le habrá costado hacer el cambio de armario. Esa aún se está riendo del capitalismo y yo aquí toda contracturada.

Siempre lo dejo para el último momento y es que es algo que intento evitar a toda costa hasta que veo que si llevo un jersey de lana no me va a dejar salir de casa ni el conserje por peligro a que me desintegre.

Por no hablar de esas prendas de ‘nueva colección’ que aparecen en tu armario sin avisar y al final acabas echándole la culpa a la distribución del vestidor y lo poco práctico que es. A mí tener las puertas correderas me dificulta la visibilidad así que no me imagino como subirá en la lista Amancio cuando tenga un armario en condiciones y pueda ver toda la ropa que tengo de un solo vistazo.

Cuando llega este momento me doy cuenta de las necesidades absurdas que a veces tenemos. Pienso en mis abuelas y en sus cuatro cosas y me apetece coger el teléfono y que me enseñen algún truco como supervivientes a Inditex. Porque si amigos… hubo en mundo en el que no existía Inditex y los cambios de armario pasaron a ser problemas del primer mundo.

Images: Pinterest

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *