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El mercado de las flores de Vogue

Hay decisiones que son sencillas, otras complicadas y otras conclusiones a las que no paramos de darles vueltas. Seguramente estas últimas tienen el peso correspondiente a cómo sea la persona y su carácter.

Admiro a la gente que no le suele dar vueltas a la vida cual lavadora de los 80. Porque ahora son tan silenciosas que se te pasa hasta tender la ropa. Como los coches… el otro día casi me atropellan en una calle en la que sólo se escuchaba a una vecina llamar al perro.

Posiblemente con menos diotrias que yo, llamaba a su mascota para que no fuera arrollada por un coche híbrido, eléctrico o vaya usted a saber qué artilugio hace que un coche sea más silencioso que una mosca.

El dueño del coche esperaba paciente como si pasase un rebaño de ovejas y reaccioné como quien esquiva una vaquilla en San Fermín. Qué sensación más desagradable y además con sentimiento implícito de torpeza. Hacen las cosas tan delicadas que luego no se podrá hablar con el móvil ni por la calle.

Aunque no estaría mal que nos replanteásemos mandar audios cuando caminamos por la calle. Es como si llevásemos un ser invisible al lado. Cuando lo haces tú no caes en la cuenta pero cuando ves a otro piensas que a veces las cosas se nos van de las manos. El otro día vi a una chica que pensé que aún le iba a pegar un puñetazo al próximo que pasase para asegurarse una buena pelea en 3D.

Hablando de delicadeza, para quien viva en Madrid este fin de semana Vogue organiza su ya famoso mercado de las flores en la calle Jorge Juan. Permanece cerrada al tráfico y diferentes floristerías de la ciudad venden sus flores con unos puestos increíbles en los que puedes comprar ramos espectaculares.

Me gustan estos planes ‘serenos’ de los fines de semana cuando durante los días laborables has ido de fiesta en fiesta y para lo único que tienes el cuerpo es para dar un paseo entre flores y tomar una cerveza al sol.

Creo que conforme vas creciendo las prioridades van cambiando. No es que llenes tu casa de ramos cual parturienta agotada pero si es verdad que te tomas la vida de otra manera. Excepto cuando te proponen concierto un viernes y ahí si que las decisiones se complican.

Salir los viernes es el mal de los 30, en algunas ocasiones claro porque yo tengo amigas que siguen alargando el síndrome Pachá. Yo esta semana tengo el síndrome del agotamiento completo así que con la agenda de la misma manera me despido hasta el lunes. Que disfrutéis del fin de semana.

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Images: Living Backstage

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