¡Buenos días! Viernes… y no es que lo diga como de costumbre con mucha ilusión. Se acaban mis días por la Costa Brava y aunque irse triste sería muy egoísta con todo lo que me ha dado tampoco puedo decir que tenga ganas de marchar. Vuelta por unos días a la rutina, al calor madrileño y toca dejar hechas muchísimas cosas antes de desconectar un poquito más.
Tengo la agenda hasta arriba ¡ y eso que entramos en Agosto! Pero mirar todo lo que se avecina en Septiembre hace que la planificación sea básica. Mucho por delante y comprenderéis que las pilas están cargadas y el aire acondicionado preparado para mi llegada. Ya os contaré cómo aterrizo a parte de haciendo lavadoras sin parar. Sí, es la parte menos bonita pero ahí está. El tambor no para de dar vueltas mientras mi cabeza va al mismo ritmo centrifugando ideas.
Me apetece mucho tomar algo por Las Salesas cuando cae el sol o apurar el último concierto en los Jardines del Botánico. Pasear a primera hora por El Retiro y comprarme el Vogue americano en plena milla de oro. En verano siempre me fascina comprármelo con toda la moda del invierno. Pequeñas cosas que harán mi vuelta más llevadera. Vengo cargada de inspiración y aunque es cierto que estos días no me he detenido más de la cuenta por aquí, sí que he escrito un montón de cosas que tengo en mente y que quiero compartir con vosotros. Al lado del mar se escribe muy bien y aunque no escuchaba la lavadora traigo mezclas de color.
Os dejo con momentos, de esos que me gustan tanto. El bañador la semana que viene os lo enseño por delante y os pongo de dónde es. Ha causado furor en la playa ¡todo el mundo preguntando por la tienda! Qué vergüenza jaja! Mil besos en el corazón, mañana más.
