Para este otoño invierno, Andrés Sardá nos propone una disertación entre el bien y el mal. ¿La reina indiscutible del desfile? La actriz Rosanna Zanetti que ha sido la carga de abrir y cerrar el desfile bajo una gran expectación.
Durante todo el show, la mujer es la buena o la mala, según la ocasión en una persecución alrededor del mundo.
La agente secreta, la buena, se entrenará en un campo en el desierto africano, para perseguir seguidamente a la mala, que roba una gran joya en un museo de Nueva York. La persecución sigue por las calles de París, para finalmente cazarla en una gran fiesta en Tokio.
Los tejidos que utilizan en cada parte del desfile cambian radicalmente. Empiezan con prendas de inspiración militar en sarjas gris, granate o kaki, que contrastarán rotundamente con la ligereza de los encajes en color cereza, toffee, o azul noche.
La parte del robo en el museo está realizada íntegramente en un tejido tecnológico que se adapta al cuerpo como una segunda piel, en color negro. Lo combinan con la lencería más sofisticada y delicada de la colección, que combina encaje de alta costura, con raso de seda y paillettes.
Los colores de la lencería en este grupo son el verde botella, arcilla, negro y gris. La persecución por París contrastará prendas en paño de lana en colores vivos, muy estructuradas, con toda la lencería en negro.
Acaban en Tokio, en una fiesta, donde la sofisticación de los trajes de noche no ocultará una lencería única, creada para la ocasión.
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