El silencio es el nuevo lujo. Podría ser una frase mía debido a lo que vengo arrastrando hace un tiempo. Pero no, es de la gran Benedetta Poletti, directora de mi revista de moda favorita, el ELLE.
Aún recuerdo cuando la escuché hablar por primera vez en unos premios Elle Gourmet, sentí la serenidad más arrebatadora que recuerdo. Sus pausas en cada frase y su talento natural hicieron que su discurso fuera sublime.
Pero lo he escuchado de ella y me ha hecho pensar, en silencio obviamente. Hace unos meses, bastantes, me suelo quedar afónica todos los días de mi vida. Aquí los más hipocondríacos estarán pensando que estoy tardando en ir al foniatra pero me da una pereza horrible.
Sólo pensar en una operación de cuerdas vocales me entran los siete males. No por la operación sino por permanecer callada los días posteriores. No sé si lo podría aguantar.
Últimamente la gente me ve todo lo contraria a lo que era antes, una tímida con voz. El caso es que estoy tirando de Juanolas y huelo a regaliz a 10 kilómetros a la redonda. Ahora me recuerdan si llevo la agenda, las preguntas, la cámara, los papeles y las juanolas. Mi nuevo equipo de trabajo.
Todo el día echándome una a la boca cuando no caen dos e intentando parecer que no me acabo de comer un plato de calamares en su tinta. El otro día en un semáforo entré en pánico al no encontrarlas en el bolso, bien se valió que llevaba ayuda porque no arranco de allí sin saber dónde estaba mi maxi caja de 100.
El silencio es el nuevo lujo… ¿es un poco peligroso esto, no? Porque se supone que huimos de lo que tanto nos ha costado construir ¿no? Supongo que depende de para qué… Pero se podría entender por el nivel de sobre información.
Eso que tanto me gusta decir a mí… que tenemos toda la información en nuestra mano, al alcance, con más medios que nunca y sin embargo no nos enteramos de nada ¿Por qué? Porque la información no es un titular de Twitter, hay que entrar y leer.
Pero supongo que el silencio también es desconexión mental de todo lo que pasa y eso seguramente sea muy sanador. Yo os he dicho alguna vez que los periodistas lo tenemos especialmente difícil. Hasta cuando el silencio no dice nada y es sepulcral yo sigo escuchando el sonido de mis teclas del ordenador mientras escribo, ese que tú ahora mismo en tu cabeza te acabas de imaginar.
Supongo que ese es otro tipo de ruido. Lo que sí es cierto es que cada vez más demandamos el silencio como un bien necesario. Hace poco una amiga me comentaba que su suegra le había regalado para Navidad unas clases de Mindfullness. Entré en pánico cuando me lo contó, qué cosas de la vida moderna, que ahora las suegras quieren que pienses en el silencio interior y en el momento.
No he vuelto a hablar con ella espero que se relajara desde luego a mí regala eso y me hubiese puesto histérica, di que ella es un cacho de pan.
En fin, que como veis silencios hay de muchos tipos y hasta regalados. Yo me tendré que empezar a callar un poco sino me veo gastando el sueldo en el dentista para blanquear mis dientes post Juanola, y ahí sí que se me irá la voz del todo cuando me enseñen ‘L’addition’

Images: Living Backstage