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Tecnología en caída libre

Lectores, mi Ipad ha muerto. O igual lo correcto es decir que lo he dejado morir, así, tanto que lo quería. Bueno en realidad lo han dejado morir en Cupertino, sede central de la marca, ahora todo indica a que Apple Park es la nueva ubicación y de la que Jobs se sentiría orgulloso, no tanto como yo con el legado que tendremos que pagar para hacer frente a la nueva pintura de la empresa, el suelo, el conglomerado… algo.

Que no inviertan en materiales de muy alta calidad que sino no vamos a dar de si para comprar iPhones, iPads y derivados. Si no lo ven viable que vean los sábados por la mañana el programa de Divinity, ese de la compra de casas que posteriormente reforman y los inquilinos siempre andan pidiendo que bajen el precio de los materiales. Como veréis no se puede salir los viernes pasada cierta edad.

Desde algún punto o ubicación, de ese parque de atracciones llamado Apple Park alguien le ha dado a ese famoso botón que se le da cuando algo nuevo sale al mercado y quieren que muera lo viejo. Creo que los usuarios de Apple ahora están llorando de la emoción por pura empatía. Y aquí va un consejo regalado. Si vuestro dispositivo os pide la nueva actualización de Software NO la bajéis.

Mi Ipad ha hecho que me vista de luto por ese simple motivo, lo podríamos llamar una muerte tonta. Iba estupendamente hasta que una mejora llamó a mi puerta y terminó por ser fracaso estrepitoso.

Una serie de mejoras descodificadas una por una hizo que pensase que mi tablet fuera de la generación millenial y terminó por ser Almodovar viendo un desfile de Palomo Spain, básicamente queriendo actualizarse pero intentando pillar la técnica.

Lo que está visto es que en la generación millenial las cosas no duran más de tres años y eso, qué peligro tiene. Detrás una enseñanza que podría catalogarse de negativa por no educar cuidando las cosas ¿para qué? Si dentro de poco hay que comprar otra.

Si la lavadora de mi abuela sólo le hubiese durado tres años probablemente entraría en el Guinness de la mujer que más lavadoras compró en su vida. No me la imagino comprando una cada tres años y ella tampoco.

Menuda es, como para que le tomen el pelo. La última llevaba media vida con ella y no veáis cómo sonaba el tambor, ni en Semana Santa. Pero se estropeó y eso sí que fue una melodía buena. Ella ya sabía que la próxima no le duraría tanto porque ahora ‘las cosas las hacen para que se rompan enseguida’.

Sí, eso lo hemos escuchado muchas veces y como ahora se supone que las cosas tendrían tecnológicamente que durar más porque son de mejor calidad, con materiales que antes eran inimaginables ahora resulta que se ‘estropean’ más. No por uso sino porque se han inventado algo que se llama ‘actualizaciones’.

Me parece fascinante la estrategia desde el punto empresarial pero como consumidor es denigrante. Yo me siento estafada por mucho que los vendedores te reciban con una sonrisa y sean de último curso en simpatía.

Yo lo que quiero es mi iPad, ese que la semana pasada era una joya y por bajarse lo último ha pasado a ser lo último en el Monte de Piedad. Una tragedia griega, un insulto a la modernidad. Al final aún tendrá razón Media Markt ‘Yo no soy tonto’. Y tú eres un listo.

Images: Pinterrest (Fakeleather)

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