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Trabajar en 37 segundos

La lluvia está interrumpiendo algo que me gusta mucho hacer por las mañanas, mirar el amanecer desde la ventana mientras subo las noticias a la web.

Me gusta ver como sale el sol tras las cuatro torres y bajar un poco la cortina cuando les da el reflejo en sus cristaleras, a veces es cegador. En Madrid la lluvia no cesa y cuando eso pasa los coches circulan a 10 por hora, la gente va al volante como Sor Citroen solo que sin derrape por llanta estrecha.

Sabéis la típica frase de padre de familia pulido que dice que… ¡cada vez que lavo el coche llueve! Pues esa soy yo. Mi coche parece la tabla que salvó a Kate Winslet de morir ahogada y mi plaza de garaje la piscina hinchable que me ponía mi abuela en el campo para chapotear.

Tampoco llevo gabardina, desde que entré a Burberry a mirar el precio no hay llanto impermeable que aguante el chasco. ¿Cómo puede valer ese dineral? Sólo falta que al niño de al lado le dé por saltar en un charco y te la deje para centrifugar. Menudo disgusto si encoge ¿las gabardinas encogerán?

No soy de las que llevan paraguas cuando llueve, ni siquiera cuando tengo que acudir a sitios glamurosos, como el de ayer. Dicen que si ves a uno por la calle en Madrid sin paraguas es del norte. No es un chiste porque me falta el del medio pero ni pizca de gracia nos hace a los del norte que nos digan que en nuestro pueblo se pasa la vida lloviendo. El chiste fácil y manido con el que pretenden sacarte de tus casillas. ¿En el norte? ¿lluvia? Noooo… qué dices, no sabía nada.

Ayer acudí a la presentación de la nueva peli de Tomb Raider, me costó una hora llegar gracias a que diluviaba y aparqué en el parking más cercano al Hotel Santo Mauro donde el cine de bien presenta sus películas.

Unos pantalones de cuero, un jersey anti frío, un abrigo de capitán general y una bufanda pelo que acabó ahí mismo. Cual nórdica pelada llegué al hotel media hora tarde sacudiéndome el agua como un caniche que tirita de frío.

¡Hola!. Hola, qué tal, dónde es… Segunda puerta a la derecha. Ok, gracias. Cero ganas de socializar a esas horas de la mañana. Como los que se dopan a café y no se lo han bebido. La verdad es que no sé lo que se siente porque no me gusta el café pero sí sé la sensación del prójimo cuando a alguien le falta la cafeína.

La señorita Alicia Vikander aparecerá en breve. Máxima expectación, la actriz de moda iba a hacer su aparición. Me subí a la plataforma, aguanté el equilibrio y entonces apareció. Todos hacia delante como cuando se abren las puertas de El Corte Inglés en rebajas y 37 segundos de posado. Ey.. ¡espera! ¡espera! Aliceeeeee. ¿Ya se va? Como para que se te meta algo dentro del ojo… Ni tiempo me dio de verla al natural, tan sólo detrás de mi herramienta de trabajo.

Madre de mi vida, qué prisas Vikander. Luego estuve por ir al Zara más cercano porque allí una si que se está un rato. Me costó más aparcar que trabajar. Un poco como a ella.

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