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Un vestidor de cero

Lo primero de todo quiero dar las gracias por las palabras de cariño que me mandasteis ayer respecto a un anuncio profesional para mí importante. Tenía muchas ganas de hacerlo y en cierta manera me siento más liberada por lo que os comentaba ayer sobre coartar la naturalidad.

Cambiar siempre va de la mano con la palabra miedo, por lo menos para mí. Los cambios siempre te tienen que dar algo de eso cuando de verdad te gusta lo que haces. Pero es sano y humano, al menos así lo veo yo. Siempre que he cambiado algo ya sea profesional o personal al principio noto un miedo terrible y no es que sea por inseguridad sino esa pizca de vértigo que supone enfrentarse a otra cosa diferente. Desde pequeña me ha pasado. Y supongo que a muchos también. Esa incertidumbre de quién iba a ir a tu clase, cómo sería la Universidad, tu primer día de trabajo… Tantas cosas que podría estar describiendo un día entero.

Pero aquí sigo y seguimos enfrentándonos a la vida cada día con una ilusión tremenda mejorando o intentándolo. No veo los días como retos de fondo pero sí como una oportunidad tremenda de hacer cosas que me gustan. Esto es fundamental y más cuando tienes un trabajo en el que decides tú. Siempre se lo digo a mi equipo, es una suerte no tener quien te diga qué titular tienes que poner. Haces lo que te da la gana con dos propósitos base indiscutibles e inamovibles… respeto, que ames lo que haces. No hay más a parte de esfuerzo y trabajo.

Es cierto que le ritmo que llevo es muy fuerte pero por el momento tiene que ser así y yo estoy muy contenta que es lo importante. Fundamental, que alguien esté feliz porque la vida ya te pone muchas trabas que no quieres vivir así que si tú mismo te haces la vida un poquito más feliz tienes mucho de ganado. Como siempre digo esto no son lecciones son cosas que a mí me funcionan para vivir tranquila y haciendo lo que me gusta.

Como os dije ayer aún tengo que hacer muchas cosas como ponerle un nombre a esta columna, este fin de semana lo voy a terminar de decidir y ya veréis que divertido e interesante va a ser. De momento estoy asentando las bases y he pensado que como el cambio de vestidor se acerca esta temporada lo voy a hacer con tiempo y dado que se cierra el blog igual echo el armario abajo y empiezo de cero.

Aquí es cuando suena el móvil con mil llamadas de mis amigas diciendo ni se te ocurra y en el que caso de que lo tengas claro, reparte. ¿Lo tiro abajo? Me da pena horrible deshacerme de cosas que hace años que no llevo pero están ahí por los siglos de los siglos y no las tiro pero tampoco me las pongo ¿os pasa? ¿por qué esa manera de guardar? A veces la ropa me trae recuerdos y digo, ay, eso no que me lo puse para la entrevista a tal persona, ay, eso no que me lo puse para los Premios Elle. O empiezo a hacer limpia de todo o acabaré poniendo un local en El Rastro.

¿Para rellenar el vestidor? Estas son tres prendas que SEGURO van a entrar en él. Zara, Dolores Promesas y Zara, por ese orden. Para mi son una especie de básicos. Blazers que se puede llevar una barbaridad, vestido blanco y chaqueta ‘multiusos’.

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Images: Zara, Dolores Promesas

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