Me he hecho mayor. Lo comprobé este 25 de diciembre. Mi primera cana. Drama. La última vez que fui a la peluquería le dije a mi peluquera… Dios me dio el pelo fino, sin volumen pero al menos de momento no me ha dado canas. Pues ahí la tengo.
Dos días antes de acudir a la cita con las mechas ahí me la encontré, camuflada como si estuviese esperando al 28 de diciembre. ¿Qué hago? ¿La arranco? ¿Espero a que me la tapen? Mejor preguntar.
Mamá, me ha salido una cana. En la expresión, pena máxima. Vale, déjame que estoy hablando por teléfono. Mamá, ¡mi primera cana!
Eso no se parecía a cuando se me cayó el primer diente que hasta te venía un ratón con premio. Bien, es que ya eres mayor qué pasa, pues una cana. ¿Qué pasa? ¿Cómo que qué pasa? ¿Nadie la va a dar la importancia que tiene a mi primera cana? Papá, me ha salido una cana. Mira, yo tengo muchas.
Qué Navidades al borde del colapso. Entre que he cogido una gripe épica que me impide estrenar mi casco de esquí y que me ha salido una cana no paro de emular a Sara Montiel ¡pero qué invento es éste!
WhatsApp de urgencia al grupo… Me ha salido una caña. Una caña… el corrector también vacilándome con la cana. A ver si es que tengo un teclado juvenil y yo no me he enterado. Ahora tengo que ir a la peluquería y decir pero… ¿me has tapado la cana?
Abrí la puerta y lo primero que hice fue soltar la frase de las navidades. Mi peluquera me dijo. Yo tengo tres. Pero vamos a ver… qué invento es este. Cuando yo hablé contigo de canas tú al igual que yo no tenías ninguna. Ya, pero en estos tres meses me han salido tres. ¿Cómo? ¿se reproducen por meses? ¿esa que tengo va a tener acompañantes en breve?
Estoy desbordada con la cana. Con sus mitos y fases. Ayer hablé con una amiga y se sorprendió de que todavía no tuviese ninguna. Seguramente tengas más, yo ya no las cuento. Esto va subiendo de nivel. Pero de nivel por encima del mar apunto de pedir flotador.
Necesito un ratón de esos que se lleve la cana, me da igual que no deje presente debajo de la almohada. Habría que celebrar las etapas de la vida con la misma intensidad y ALEGRÍA que lo hacemos como cuando somos pequeños.
Mi cana significa muchas cosas buenas aunque como casi todo en la vida lo intentemos tapar con chapa y pintura. Porque no, no voy a ser la típica que presuma de canas, al menos de momento.
En mi casa me han dicho que eso es sinónimo de vida y yo la pienso celebrar. Feliz Año Nuevo. Nos leemos el 2. Con nuevos propósitos que seguro os contaré.
¡Que paséis una Nochevieja estupenda y seáis muy felices!
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